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domingo, 23 de febrero de 2014

La fecundación de mi tragedia

1993, año del veneno.
Solo conozco el vientre oscuro y perdido de la década de los pecados,
en donde, sin duda alguna, la serpientes se nutren de su propio ser, de la rebeldía de su ser,
es entonces, donde comienza la fecundación de la tragedia, envuelta por sí misma
sin brazos ni ataduras, libre de prejuicio, esclava de la mente. 

Grita, puedo oír sus quejidos de desgarro, aquellos causados por el placer oculto y hasta hoy negado,
no existe palabra alguna que alivie aquel abismo infinito, aquel accidente lleno de posibilidades, pero con el destino marcado, tan marcado como el amor de una madre que muere, que muere día a día.